Castillo de La Alameda
Aunque he estado infinidad de veces en Madrid este castillo se resistía a pesar de que en varias ocasiones lo he visitado por fuera de la valla. Pero no ha sido hasta 2018 en que lo he podido visitar en todo su esplendor, a pesar de un día muy caluroso en pleno agosto.
Realmente del castillo a penas se conservan restos y muchos son reconstrucciones actuales, pero esto no quita su encanto y de haber visitado otro castillo más, que además, es de acceso gratuito, también s de agradecer.
Si estás por Madrid y pasas por la zona no dejes de visitarlo, teniendo muy cerca el parque del capricho.
Nombre: Castillo de La Alameda
Dirección: Calle de Antonio Sancha, 1, 28042o
Ciudad: Madrid
Provincia: Madrid
País: España
Dueño: ayuntamiento
Construido: siglo XV
Estado: ruina
Tipo: castillo
Visitable: SI
Entrada: Gratuito
Horario: sábados, domingos y festivos
Permite fotos: SI
Visitado: 2018-08-15
Bajo el castillo existió un poblado datado del 2.000 a.C., el cual se encontraba en una excelente posición sobre el arroyo de Rejas, dominando el paso de la ruta hacia el valle del Ebro. Posteriormente reocupado varias veces durante época romana y medieval. En ésta última época surgió la aldea de La Alameda, entregada a finales del s.XIV en señorío a la familia Mendoza, incluyéndose en dicho señorío la aldea de Barajas.
Se baraja que fuese Diego Hurtado de Mendoza quien mandara construir el castillo junto a la aldea para simbolizar su dominio de la zona. Éste fue construido entre 1431 y 1476, fecha esta última en la que figura «como refugio de los partidarios de la Beltraneja cuando perdieron Madrid»2 tras la batalla de Toro, según consta en la documentación de la época.
Posteriormente fue otorgado como dote por el rey Juan II de Castilla a Inés de Ayala y Ruiz Sanz Zapata, pasando de este modo a los Zapata, familia vinculada al patriciado urbano del Madrid bajomedieval.
Se supone que su emplazamiento estaría originalmente en medio del típico bosque de encinas (Quercus ilex) de la zona.
Cuando los Zapata se emparentaron con la poderosa familia de los Mendoza, Francisco Zapata y Cisneros, el mayordomo de Felipe II y presidente del Consejo de Castilla, fue en 1575 nombrado I conde de Barajas y señor de la Alameda. En 1575, el conde encargó su ampliación y reforma para convertirlo en palacio renacentista con un espléndido jardín. Se levantó la torre del homenaje, se construyeron nuevas crujías en los laterales oriental y meridional y se abrieron vanos más amplios y luminosos. Así mismo, se convirtió el foso en un jardín.
En 1586 y debido a sus cargos públicos, se trasladó a Madrid y encargó al arquitecto toledano Nicolás de Vergara más reformas.
Entre las personalidades históricas que han desfilado por el castillo, bien como «prisión de notables», bien como alojamiento, destaca el Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, duque de Alba, que lo habitó en 1580 a su regreso del destierro de Uceda. Así mismo, tras casarse con Felipe III, la reina Margarita de Austria visitó el castillo en 15993 de camino a Madrid. En él murió el III duque de Osuna después de un breve cautiverio (1622-1624). Tras su fallecimiento, la condesa de Benavente, su esposa, decidió comprar las tierras adyacentes, que, con el tiempo, dieron lugar a la finca de la Alameda de Osuna.
Un incendio destruyó el castillo en 1697 y, tras quedarse el castillo despoblado, en el siglo xviii algunos vecinos de Alameda —ya villa— reciben permisos para retirar piedras y otros materiales del edificio para sus propiedades. En 1772, un vecino de la villa denuncia que el castillo es «... abrigo de mal hechores y refugio de perversidades ocultándose en sus ruinas...».
Así mismo, en 1777 se permiten a las religiosas del convento de Santo Domingo el Real retirar de las ruinas piedras para poder reconstruir unas tapias caídas de su viña. También, a partir de 1787, cuando se empieza a construir el parque de El Capricho, propiedad de la duquesa María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, se usan materiales procedentes del recinto.
Su deterioro se hizo especialmente visible en el siglo XIX, cuando fue expoliado y sus materiales empleados para la construcción del panteón de los Fernán Núñez, familia que heredó el título nobiliario del condado de Barajas. En 1856, la duquesa proyectó recuperar el castillo para convertirlo en casa de campo, proyecto del cual aún se conservan los dibujos, sin firmar, pero posiblemente realizados por un arquitecto belga.
En la primera mitad del siglo XX volvió a sufrir nuevos daños, durante la guerra civil, al instalarse junto a él un nido de ametralladoras, formando parte del sistema defensivo del alto mando republicano asentado en El Capricho.
Entre 1988 y 1989 el arquitecto municipal Pedro Herrero Pintó tomó algunas medidas para consolidar las estructuras que aún quedaban en pie.
Está considerado Bien de Interés Cultural.